jueves, 27 de junio de 2013

EL CULTIVO DE LA UVA EN LA ECONOMÍA DE LA ZUBIA


IMPORTANCIA DE LA PLANTACIÓN DEL CULTIVO DE UVA  EN LA ECONOMÍA DE LA ZUBIA


Hasta los años cuarenta del siglo XX, más de la mitad de la población activa española trabajaba en el sector agrario, y la producción de éste constituía el capítulo principal de la economía del país.

Fue en esta época de enorme depresión económica, lo que impulsó en La Zubia el comienzo del cultivo de la uva, como salida sostenible a la explotación de los recursos que la tierra proporcionaba. 


Actividad muy importante que contribuyó a la creación de riqueza para el sustento y desarrollo autosuficiente de sus habitantes, contribuyendo además, a la creación de  numerosos puestos de trabajo.
                                        





 Flor de “Vitis Vinífera”


La mayoría de la uva que se cultiva proviene de la especie Vitis vinífera, natural de la Europa Mediterránea y Asia Central y es una de las aproximadamente 60 especies del género Vitis existentes.

Actualmente su uso se extiende por todos los países de climas templados.

UVAS DE MESA EN LA ZUBIA
 
La uva de mesa se empezó a cultivar en los años cuarenta del siglo pasado, según el modelo empleado en Almería y que consistía en elevar el fruto a una altura de unos dos metros para evitar la humedad del suelo; para ello se construyeron parrales  compuestos por un emparrillado de alambre con cuadrados de 50x50 cm soportados con palos (mechinales) colocados en el hoyo donde se sembraba el sarmiento del que nacería la parra una vez injertada, atando ésta al mechinal que les  sirviera de guía hacia el emparrillado, lugar en el que criar los racimos de uva colgados debajo de los pámpanos y sarmientos.






Los zarcillos salen enfrente de las hojas de parra y se enroscan y endurecen en cuanto encuentran un soporte.

La cepa es el tronco de la vid del cual brotan los sarmientos, las hojas y los frutos. Hay cepas de las que se extrae el vino y cepas de mesa;  cuyas uvas se destinan al consumo fresco, caso éste del que trataremos en este trabajo.

Emplazamiento


La uva de mesa es una fruta que necesita de riego  para su desarrollo, por ello los parrales se construyeron principalmente en La Vega, regados por acequias de  agua procedentes del río  Monachil, en Acequia Gorda y Genital: el agua de  esta última  era la que mejor calidad de uva producía al ser el enclave más alto de La Zubia, así como en Bellavista, Cájar,  Libreros y Casería de Milán.

En alguno de estos lugares se sembraron más de 300 parrales con abundantes cosechas.
Lugares en los que en ese tiempo apenas existían algunas casitas hoy, con alta densidad de población hace que el agua de estas acequias  baje contaminada.
La zona en donde hoy se ubica parte del núcleo central de La Zubia, existían  parrales que iban desde Las Cruces, el Calvario, los Huertos, las Paredillas. En el barrio de S. Antonio se encontraba un parral  de uvas Imperiales de excelente calidad y condición,   conocido como “parral de D. Antonio el médico” (en un tiempo alcalde de La Zubia). Otro de “Hichi” que ocupaba el solar de las casas que hoy se encuentran frente al cine de verano.
Detalle de Acequia

  
Construcción de los Parrales

Para ello  se utilizaban maderas de eucalipto provenientes de la provincia de Sevilla.

En la preparación del terreno se hacían hoyos de unos 80x80cm., dónde sembrar el sarmiento con una distancia entre ellos de unos 5 metros.



Para el cercado de la finca se utilizaban maderos de unos 12 cm. de grosor llamados “puntales” y otros de 8cm., llamados “muertos”, con sus extremos  apoyados uno en el puntal y el otro a modo de sujeción  enterrado en la tierra (de ahí su nombre).

 Los  denominados “mechinales”, también de madera de 4cm de grosor, se colocaban en el centro como soporte del emparrillado y guía de las parras.


El emparrillado se confeccionaba a mano con alambre de un grosor de 20 y 16 mm., realizando cuadrados de unos 50x50 cm. Utilizado también en el cercado de la finca a razón de unos 100 kilos de ambos grosores por marjal.


Marjal: Medida agraria equivalente a 100 estadales granadinos; ó  5 áreas y 25 centiáreas equivalente a 625 varas cuadradas castellanas, e igual a 5.625 metros.

Número de Parras por Marjal

 
Se sembraban 50 parras por marjal. Se empleaban unos 5 o 6 peones para su cultivo y mantenimiento, a razón de seis marjales.


Tipos de Uva de mesa


La fruta de la vid, es decir, la uva para uso prioritario como postre (aunque no excluyente) es un alimento con propiedades de gran interés para la salud humana, rica en vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra. Aportan pocas calorías y un alto porcentaje de agua (entre 80 y 95%).

Algunas variedades

Molinera, variedad de color rosado, piel dura. Sólo se empleaba para envasado en tarros de cristal con anís seco utilizando su maceración como medicamento.




Jerezana, de color rubio con pintas doradas, crujientes y con poca semilla.

Imperial negra, racimos  grandes, fruto de color violáceo, forma ovalada y  piel resistente, muy apta para el transporte.



Moscatel italiana, variedad muy aromática, pulpa crujiente y carnosa aunque su plantación en La Vega no dio los resultados que se esperaban. Sus granos envasados se utilizaban para otros usos.



Cardinal, rosada y temprana, su recolección se efectúa en el mes de agosto. 

Cuidados y Podas
 
Las podas se realizaban en el invierno con la caída de las hojas (de diciembre a enero) dejando en los sarmientos 2 ó 3 nudos en cada uno de ellos.


El primer abono se realizaba con estiércol regándolo todos los meses con agua de la acequia.
El sulfatado se comienza cuando los racimos están en flor con sulfato de cobre líquido. Esta tarea se realizaba cada 15 días hasta la maduración de la uva.

Además, todas las semanas durante el mismo periodo de tiempo se rociaban con azufre en polvo, para evitar en los racimos, diversas enfermedades,  entre las más frecuentes “el cenizo” o mildiu.

 El “despampane” o quita de los pámpanos a las vides, es otro de los cuidados que se realizan a las parras. Consiste en quitar el exceso de hojas y racimos endémicos que impidan la penetración del sol y el aire, para de este modo oxigenar el fruto.


Injertos y Propagación

 
Las cepas sólo se pueden propagar  por estaca (esqueje leñoso), por acodo y por injerto de yema o de púa.


El esqueje es un fragmento de la planta con finalidad reproductiva. Se pueden cortar fragmentos del tallo e introducirlos en la tierra para producir las raíces. El método es enterrar el esqueje y regar muy regularmente, más de lo común.


Otro método es por medio de acodo (terrestre y aéreo) durante la primavera, época en la que la savia comienza a moverse.



Útiles y Herramientas

En esa época se utilizaban herramientas simples y rudimentarias y se siguen utilizando aún en nuestros días. Mostramos algunas fotos con sus nombres:



Trócola

Rulos





Sulfatadora


Cestos



Alfaca, taliz, amocafre, alicates,etc.


COMERCIALIZACIÓN DE LA UVA Y OTROS PRODUCTOS


En su tiempo, el comercio de los productos que se cultivaban en La Zubia fue muy importante, dado que para algunas familias suponía su principal fuente de ingresos.

Comenzaban con la venta ambulante por las calles del pueblo, cargaban sus “bestias” (caballos, mulos y burros) y se dirigían a las calles de Granada. Antes de entrar  en la ciudad tenían que pagar “arbitrios municipales”.  Situados en las entradas de Granada; el de la carretera de La Zubia en ese tiempo se encontraba, en el callejón del Ángel, después cuando se construyó el barrio del Zaidín lo trasladaron al puente del rio Monachil. 


Una vez pagado este tributo recorrían las calles de Granada pregonando sus  productos.

Este mercadeo se efectuaba desde Abril a Octubre: comenzaba con las habas verdes de Abril a Mayo, en Junio comenzaban con las patatas nuevas, cebolletas y otras verduras, pues las verduras de La Vega de La Zubia tenían mucha aceptación al estar regadas con aguas limpias.  Se finalizaba  con la venta de las uvas que comenzando  en Julio hasta Octubre.



RECOLECCIÓN


Las uvas las cortaban por la tarde, y había  que quitar a los racimos las uvas que picaban los pájaros, esto se hacía utilizando una tijera; el racimo una vez limpio, se le buscaba la cara (que es la parte del racimo que le da más el sol y es mas rubia) y se colocaba tumbado con la cara hacia arriba, esto se llama “carear”.


 

Nota: Trabajo realizado conjuntamente por: Antonio Quesada López, Consuelo Reyes, Victoria Valor, Araceli Gómez y Visitación Martínez.    

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